El artista aragonés Ignacio Fortún ha mantenido una conversación esta tarde con el historiador del arte y catedrático de la Universidad de Zaragoza Manuel García Guatas, un diálogo que ha servido para dar comienzo al ciclo ‘Cercanía’, que tendrá lugar en el Palacio de la Aljafería durante todo el mes de noviembre
Ignacio Fortún, acompañado por el catedrático emérito de la Universidad de Zaragoza Manuel García Guatas, ha inaugurado esta tarde la primera edición del ciclo ‘Cercanía’ que, durante todo el mes, tratará de acercar el arte de la colección pictórica de las Cortes de Aragón al público en el Palacio de la Aljafería con artistas como Gonzalo Tena, Lina Villa o Elisa Arguillé.
“Cuando yo pinto, no tengo referencias de nada, lo único que hago es mirar delante de mí y descubrir la realidad”. Así ha comenzado Ignacio Fortún su conversación con el historiador del arte Manuel García, en un intento de describir su evolución artística y dejar constancia de la pulsión que le hizo pasar del “realismo más descarnado” y la caricia al esperpento, al “extremo de la abstracción” de sus paisajes.
A lo largo de su trayectoria profesional, el artista aragonés ha tratado de embriagarse del simbolismo que desprende la cotidianeidad, de la inmediatez, de la vida en los patios de vecinos, en los bloques de pisos o en los viajes que se hacen por obligación y no por placer. “Yo creo que el paisaje urbano se descubre mirándolo, pero no como quien observa una estampa o una foto fija, sino siendo parte tú de ese paisaje, sintiéndote paisaje tú también”, ha revelado el artista.
Para él, el proceso de creación es tan importante en una obra como lo es cualquier pincelada, y, en este sentido, “lo interesante”, asegura, “es no llegar a prever el resultado”. “Cuando das es salto hacia algo que no controlas, es cuando el factor creativo está en su máxima expresión. Ahí se desata la emoción y se crea la relación con el espectador”, ha manifestado Fortún.
Manuel García ha preguntado al artista por el origen de la colección ‘Postales de Zinc’, una colección en la que Fortún crea un “lenguaje propio” y descubre que “el metal es un espejo capaz de devolverle una luz que, en sí misma, es parte de un paisaje”. Tal y como ha asegurado, ser autodidacta le obligó a experimentar y a jugar con materiales y técnicas que le ayudaron a encontrarse a sí mismo, pero también a transitar por senderos “desapacibles” y cargados de soledad como los que inmortaliza en su colección ‘Ceniza Húmeda’, que surge “de ver cómo en el norte de España se quemaban los bosques año tras año”.
Para finalizar la conversación, Manuel García ha analizado ante los asistentes su última serie, dedicada al Canal Imperial en su paso por Torrero. Esta colección, en palabras del historiador, se caracteriza por un “inmenso silencio”. La necesidad de aislarse del ruido ininterrumpido de nuestro día a día parece una constante en la obra de Fortún, sin embargo, el Canal “es un lugar mágico” para él. “Hablo de este sitio como un proscenio donde observo la ciudad a modo de representación. La ciudad está muy cerca pero, a la vez, tienes que guardar distancia”, ha sentenciado el artista a modo de conclusión para una jornada en la que arte y didáctica se han dado la mano en la Capilla de San Martín del Palacio de la Aljafería.